Hola a todos, ya estoy aquí de vuelta para poderos poner, otra de esas aportaciones, haré alguna más, unos dibujos que tengo, de otro autor, que dibuja escolares, adultos, nada de niños, dónde hay, imagino, un diálogo, como si fuera un cómic, y escenas de castigos escolares, muy británico, la verdad es que si los vemos, realmente son espectaculares, de ellos, os daré cuenta en otro momento.Pero ahora dediquemos unas cuentas líneas de algo importante.Sabéis, los que habréis sufrido azotes en alguna ocasión, de niños, por alguna travesura, aunque sean pocos los azotes recibidos, no más de 10, existe una escena que casi nunca se refleja pero hay que, igualmente comentarla.
Esa escena, es la escena posterior al castigo, supongamos que, el que recibe es un joven de 12 años de edad, muy gamberro, destructor y que jugando con una pelota ha roto un cristal de una sala de su casa, esa escena sería muy típica, solo imaginad, para ponernos en situación, lo podréis hacer si encontráis un spanker por un lado, e interpretáis el papel de niño rebelde.En esa escena, el padre azota al hijo con una correa, y le da unos 20 correazos bien dados, con un cinturón ancho de cuero, que se hacían específicos para eso, no para vestir, y en algunas casas, se dejaba a la vista del niño, colocado en una pared del pasillo, para que cuando el joven travieso lo pasase, lo viera, se acordase de esa azotaina recibida, para no repetir, la travesura, que por cierto eso era lo normal, se dominaba a los rebeldes de esa forma, con la correa era más habitual en la adolescencia que en la infancia.Sigamos imaginando, antes de esa escena sobre la cama con calzoncillos y pantalón bajados hasta los tobillos, imaginad la escena previa, la rotura del cristal, niño que sale corriendo, por que sabe lo que le va a pasar y tiene miedo, se esconde, eso lo empeoraba más, ser un hombre, como se decía literalmente, y afrontar las consecuencias de tus actos, te decían los adultos.El niño en su cuarto medio llorando, el padre se levanta por el ruido, la madre está en la cocina, y va al salón igual, los dos progenitores, ven la escena, no ven el balón, y no ven al único culpable, por tener la mala pata de ser hijo único, al ser más de uno, el castigo iría más repartido, pero es hijo único, que al ser llamado por el padre, por su nombre, y no obedecer, el padre lo va a buscar a su habitación, lo coge de la oreja y lo lleva al salón primero, para que vea el daño, segundo, para intentar dialogar con él para que al menos pida perdón y se arrepienta y que asegure no hacerlo más, si uno como ya sabéis, quería librarse del castigo, de las nalgas rojas y el picor y dolor, lo juraba en vano, pero si funcionaba no había castigo.El problema viene, cuando los niños malcriados, y torcidos en el aspecto de pensar que le da igual todo, y que pase lo que pase, lo va soportar, es lo que a nuestro joven le ocupa, de pie ante el padre, mirando para otro lado sin hacer caso a éste con los gritos que le está dando, y no se arrepiente de ello, y el padre, al ver que sigue sin entrar en el camino, solo le queda la solución de actuar, y lo hace, se lo dice, 20 correazos le iba a dar, el niño, se muestra más interesado en otras tareas, quizá acostumbrado a que en otras ocasiones le habían azotado encima de las rodillas, y estaba acostumbrado y creyó que iba a ser lo mismo, y no, se equivocó, el padre le quería dar una nueva lección, si haces travesuras, mientes o no estudias, sabes que éste es el camino, más y más correazos.Lo que sucede, es que al cogerlo de la oreja, el niño finalmente muestra arrepentimiento, llora, gime y trata de evitar ser llevado a la habitación, la madre regresa a la cocina, para no ver la escena, aunque la entiende, que es por su bien, una buena educación a tiempo, le salvará de muchas cosas, esa era la creencia hasta hace pocos años.En la habitación del niño, el padre entra con él, con la correa en la mano, le dice que se baje todo, pantalones y calzoncillos y que se tumbe boca abajo, le indica que empiece a contar.Los golpes, el dolor y ese sonido hacen saltar las lágrimas al niño, que sigue llorando y contando, contar correctamente por que si no se acuerda o se despista se gana más azotes.Finalmente, acaban los golpes, el niño está llorando y mucho, sus nalgas rojas, le costará sentarse unos días, un cojín en casa, pero y en la escuela ?, lo que se hacía, es que éste niño iba a clase, aunque con una nota del padre, diciendo que había sido castigado, y que le iba a costar sentarse, así que en la escuela se le aplicaba una crema para bajar el dolor y las marcas, milagrosa para muchas generaciones, ya que podría sentarse en el pupitre sin mayores consecuencias que notar leves molestías.Pero como decía tras los azotes, el padre levanta al niño que se sigue tocando las nalgas adoloridas y padre ya ve que los azotes salvo el dolor no ha habido nada más, y le sube el calzoncillo, y lo sienta en sus rodillas, el niño llorando exclama que por que no le ha castigado como siempre, el padre le responde que ya es mayor, y que debe afrontar los castigos cuando los haya, de forma severa, a sabiendas de que en la escuela tampoco se quedan atrás, la vara.El padre le explica que el castigo había sido por el cristal, jugar a la pelota de casa está prohibido, que si eso no se repite, no hay más castigos, que dependía de él, y finalmente, el padre abraza al niño y éste medio llorando lo hace y le promete no hacerlo más.
Las típicas escenas de ésto, aunque antes de eso, queda otra muy típica, EL CÓRNER, ir al rincón unos minutos o una media hora tras los azotes.....A mi me lo imponen mis spankers tras recibir .
Esto es, un señor córner, 20 minutos así, como me veis, si me movía más azotes allí mismo....
SCHBOY
Esa escena, es la escena posterior al castigo, supongamos que, el que recibe es un joven de 12 años de edad, muy gamberro, destructor y que jugando con una pelota ha roto un cristal de una sala de su casa, esa escena sería muy típica, solo imaginad, para ponernos en situación, lo podréis hacer si encontráis un spanker por un lado, e interpretáis el papel de niño rebelde.En esa escena, el padre azota al hijo con una correa, y le da unos 20 correazos bien dados, con un cinturón ancho de cuero, que se hacían específicos para eso, no para vestir, y en algunas casas, se dejaba a la vista del niño, colocado en una pared del pasillo, para que cuando el joven travieso lo pasase, lo viera, se acordase de esa azotaina recibida, para no repetir, la travesura, que por cierto eso era lo normal, se dominaba a los rebeldes de esa forma, con la correa era más habitual en la adolescencia que en la infancia.Sigamos imaginando, antes de esa escena sobre la cama con calzoncillos y pantalón bajados hasta los tobillos, imaginad la escena previa, la rotura del cristal, niño que sale corriendo, por que sabe lo que le va a pasar y tiene miedo, se esconde, eso lo empeoraba más, ser un hombre, como se decía literalmente, y afrontar las consecuencias de tus actos, te decían los adultos.El niño en su cuarto medio llorando, el padre se levanta por el ruido, la madre está en la cocina, y va al salón igual, los dos progenitores, ven la escena, no ven el balón, y no ven al único culpable, por tener la mala pata de ser hijo único, al ser más de uno, el castigo iría más repartido, pero es hijo único, que al ser llamado por el padre, por su nombre, y no obedecer, el padre lo va a buscar a su habitación, lo coge de la oreja y lo lleva al salón primero, para que vea el daño, segundo, para intentar dialogar con él para que al menos pida perdón y se arrepienta y que asegure no hacerlo más, si uno como ya sabéis, quería librarse del castigo, de las nalgas rojas y el picor y dolor, lo juraba en vano, pero si funcionaba no había castigo.El problema viene, cuando los niños malcriados, y torcidos en el aspecto de pensar que le da igual todo, y que pase lo que pase, lo va soportar, es lo que a nuestro joven le ocupa, de pie ante el padre, mirando para otro lado sin hacer caso a éste con los gritos que le está dando, y no se arrepiente de ello, y el padre, al ver que sigue sin entrar en el camino, solo le queda la solución de actuar, y lo hace, se lo dice, 20 correazos le iba a dar, el niño, se muestra más interesado en otras tareas, quizá acostumbrado a que en otras ocasiones le habían azotado encima de las rodillas, y estaba acostumbrado y creyó que iba a ser lo mismo, y no, se equivocó, el padre le quería dar una nueva lección, si haces travesuras, mientes o no estudias, sabes que éste es el camino, más y más correazos.Lo que sucede, es que al cogerlo de la oreja, el niño finalmente muestra arrepentimiento, llora, gime y trata de evitar ser llevado a la habitación, la madre regresa a la cocina, para no ver la escena, aunque la entiende, que es por su bien, una buena educación a tiempo, le salvará de muchas cosas, esa era la creencia hasta hace pocos años.En la habitación del niño, el padre entra con él, con la correa en la mano, le dice que se baje todo, pantalones y calzoncillos y que se tumbe boca abajo, le indica que empiece a contar.Los golpes, el dolor y ese sonido hacen saltar las lágrimas al niño, que sigue llorando y contando, contar correctamente por que si no se acuerda o se despista se gana más azotes.Finalmente, acaban los golpes, el niño está llorando y mucho, sus nalgas rojas, le costará sentarse unos días, un cojín en casa, pero y en la escuela ?, lo que se hacía, es que éste niño iba a clase, aunque con una nota del padre, diciendo que había sido castigado, y que le iba a costar sentarse, así que en la escuela se le aplicaba una crema para bajar el dolor y las marcas, milagrosa para muchas generaciones, ya que podría sentarse en el pupitre sin mayores consecuencias que notar leves molestías.Pero como decía tras los azotes, el padre levanta al niño que se sigue tocando las nalgas adoloridas y padre ya ve que los azotes salvo el dolor no ha habido nada más, y le sube el calzoncillo, y lo sienta en sus rodillas, el niño llorando exclama que por que no le ha castigado como siempre, el padre le responde que ya es mayor, y que debe afrontar los castigos cuando los haya, de forma severa, a sabiendas de que en la escuela tampoco se quedan atrás, la vara.El padre le explica que el castigo había sido por el cristal, jugar a la pelota de casa está prohibido, que si eso no se repite, no hay más castigos, que dependía de él, y finalmente, el padre abraza al niño y éste medio llorando lo hace y le promete no hacerlo más.
Las típicas escenas de ésto, aunque antes de eso, queda otra muy típica, EL CÓRNER, ir al rincón unos minutos o una media hora tras los azotes.....A mi me lo imponen mis spankers tras recibir .
Esto es, un señor córner, 20 minutos así, como me veis, si me movía más azotes allí mismo....
SCHBOY