Hola a todos, os pongo el resumen de lo que nuestro seguidor Jorgito, sufrió en el día de ayer, digo sufrió, por que acabó con las nalgas muy doloridas y estaba según me dijo poniéndose una crema para las marcas, en general, podréis leer lo que sufrió, realmente, y bien detallado que está, espero que os guste, y de paso quiero por cierto, darle las gracias por éste importante testimonio para todos nosotros, a disfrutarlo ¡¡¡¡¡¡¡
SCHBOY
SCHBOY
Relato de una inolvidable
zurra
Jorgito 16
Contacté un nuevo spanker para mi.
Nuevo para mi, pero muy experimentado en el tema. Me citó para hoy, vestido como todo un chaval
de colegio, sin calcetines y sin slips (claro que me encanta estar así). Pues bien, me puse unos shorts blancos muy
cortos, una camiseta tipo baloncesto blanca y unas zapatillas Converse azules.
Estaba citado para las 10 de la mañana, pero llegué 10 minutos antes
y ahí empezaron mis problemas, pues muy ásperamente me recibió y me dijo que si
era que me creía que él estaba muy desocupado, para atenderme antes de tiempo.
INSPECCIÓN DE UNIFORME
Lo primero que hizo fue revisar las prendas que llevaba
puestas. Las ropas blancas se ensucian
muy fácilmente y me regañó por un pequeño sucio en el short y por mis
zapatillas (que nunca limpio y me gustan sucias).
EN SU CASA
Seguí a su casa que se veía muy normal. Me indicó que lo siguiera y me llevó a un
salón propio para la ocasión. Había una
puerta a la que llamó golpeando cuatro veces con su mano. Abrió un chaval desnudo completamente de unos
15 años. Pude ver que su culete estaba
rojo como un tomate. Me saludó
diciéndome: Tú debes ser Jorge (no me
dijo jorgito como estoy acostumbrado a que me llamen), no sabes lo que te espera… En ese cuarto había colgados en la pared una
serie de elementos de spanking, que seguramente usaría en mi.
El señor me tomó por mi oreja izquierda y me condujo rudamente hasta
un sillón café donde él se sentó y me tumbó boca abajo sobre sus rodillas y ahí
empezó mi tormento. Con certeza descargó su mano muchas veces sobre mis
nalgas. Después de unas zurras me hizo
poner en pie y bajó mis shorts hasta mis rodillas y me tumbó de nuevo sobre sus
rodillas y continuó zurrándome sobre mis nalguitas ya desnudas. ¡Cómo dolía!
También me reclamó por el sucio en mis shorts. A cada regaño llegaba una lluvia de palmadas.
Tomó unas tijeras y rompió por completo los shorts y la camiseta,
dejándome por completo encuerado y siguió zurrándome. Ya las lágrimas estaban en mis ojos y no
podía evitar gemir como un niño tras cada golpe que me daba. Desnudo (solo con mis zapatillas) y
adolorido, me sentí muy humillado.
A cada nalgada que me daba, no podía evitar como acto reflejo
cubrirme con mi mano, lo que le puso de mal genio. Me regañó y me castigó por ello y llamó a
Carlos, el chaval desnudo que abrió la puerta.
Cuando Carlos llegó le hizo una seña y él sujetó mis brazos
inmovilizándome evitando que me protegiera.
Así fueron como cien zurras más que cada vez dolían más y más. Luego me indicó que me inclinara sobre una
mesa que había allí y junto a mi hizo poner a Carlos y nos azotó a los dos con
su mano un buen rato. Luego cogió una raqueta de jugar ping pong,
nos la mostró y luego nos zurró con ella.
Cada golpe era muy doloroso.
Llamó aparte a Carlos y le indicó que fuera por el agua. El chico se fue y al momento llegó con una
ponchera llena de agua. El señor echó
agua con sus manos en mi adolorido culete, lo que me causaba algún alivio y
descanso. También sumergió la raqueta en
el agua y así siguió zurrándome con la raqueta mojada. Al principio no sentí nada nuevo, pero al
poco tiempo sentí la reacción de los azotes en la piel
mojada.
Me indicó que fuera a su pierna izquierda y a Carlos lo puso sobre
su pierna derecha y así nos zurró a
ambos (OTK) otro momento. Nos mandó que
nos pusiéramos de pie mirando a una
pared y con los brazos en la nuca. En
esa posición nos zurró con un cepillo y luego con una correa de cuero.
Luego de los azotes con la correa, nos dijo que era suficiente de
azotes por hoy y que esperaba que hubiéramos aprendido la lección y que cada
error nos lo cobraría. “Ahora niños a
vestirse y a hacer unos oficios que os tengo y luego os podeis marchar” Como mis shorts y camiseta estaban
destrozados, me entregó otros de color azul.
A mi me mandó a barrer el salón donde estuvimos. Revisó el trabajo y me dijo “lárgate y hasta
la próxima” No supe más de Carlos.
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